"Te amo"
-Porque
te amo, Michael. Te amo.-
En cuanto mis labios pronunciaron esas
palabras, me miró de aquella forma profunda y certera, con la que solía desarmarme.
Pero esta vez en sus ojos había un brillo distinto, que no supe cómo descifrar.
-Pero tengo miedo. Me aterra sentir esto por
ti.
-¿Por qué?- inquirió acercando su rostro un
centímetro más al mío.-
-Porque si te hago daño en el camino, si por
alguna razón sufres por mi culpa, no me lo podría perdonar, Michael. Te quiero
demasiado como para soportar herirte. ¿Te das cuenta de lo peligroso que es
esto?, ¿qué sucede si no soy lo que esperas, o si…-
Pero no pude continuar, Michael llevó su dedo
índice hacia mis labios e impidió que dijera nada más.
-Basta, Liz. ¿Acaso te has preguntado lo que
pienso yo al respecto, o lo que deseo siquiera?, ¿tienes alguna idea de lo que
yo siento por ti?
Mi corazón saltó en mi pecho un segundo infinito.
-¿Y qué es lo que sientes por mí, Michael?
El espacio que se extendía entre nosotros me
pareció completamente insustancial. Casi era capaz de sentir sus latidos allí,
junto a los míos.
Su respiración chocó de lleno en mi rostro.
Suspiró extenuado, como si lo hubiese dicho un millón de veces ya, sin
realmente confesarlo jamás. Sus manos sostuvieron mi rostro, mientras sus risos
acariciaban mi piel y el cosquilleo en
mi vientre crecía con cada centímetro de distancia que él acortaba. Cada teoría
y conclusión que mi mente había conjeturado se desvaneció en aquel instante, haciendo
añicos con su aliento aquellas decisiones que antes había tomado.
-¿Cómo podría explicarte, campanita, algo
que ni yo mismo soy capaz de entender? Sólo lo siento, Liz. - dijo entonces
clavando sus pupilas de lleno en las mías. Tomó mi mano y la llevó hacia su
pecho con determinación, alojándola allí, en el lugar preciso.-¿Sientes cómo mi
corazón late desbocado?, eres tú la que me ha hecho esto. Cada vez que te
acercas a mí, cada vez que me miras de aquella forma, como si yo fuese especial
para ti, o con tan sólo evocar tu imagen en mis pensamientos, siento como si el
corazón saltase de mi pecho.-
Bajo la palma de mi mano sentí cómo los
latidos de su corazón golpeaban su pecho a una velocidad irracional.
Entrelazó sus dedos con los míos, sin dejar
de envolver mi mano, sosteniéndola allí, donde podía sentirle palpitando, por
mí. Mis ojos recorrieron su rostro, que para ese momento ya se encontraba a
escasos centímetros del mío.
Observé su piel chocolatada, sus risos
oscuros cayendo por sus mejillas sonrosadas, sus ojos destellando ante mi
escrutinio. Y me detuve en sus exquisitos labios.
-¿Pero sabes una cosa?- dijo de pronto,
mientras humedecía sus labios.- Hay algo que no tiene comparación alguna. Algo
que me vuelve absolutamente loco. Un completo demente.
-¿El qué, Michael?-susurré.
-Tus labios.
Y sin más, la distancia que nos separaba
desapareció.
Mis labios se enredaron en los suyos con
urgencia. Michael me besó de manera deliberada, como si hubiese ansiado que
esto ocurriese hace mucho. Ahora ni él, ni yo pudimos contener lo que aquel
contacto provocaba.
Percibí como sus labios buscaban una y otra
vez los míos con desesperación, anclándome aún más a su boca.
Entonces cada uno de mis miedos se esfumó. ¿Y
si Michael tenía razón en arrastrarme con aquella fuerza de atracción hacia
él?, ¿Y si esto era precisamente lo que desde un principio debía suceder y yo
no había estado haciendo más que intentar detener lo inevitable, retrasándolo
una y otra vez?
Rodeé su cuello con mis manos y me ceñí un
poco más a su cuerpo dejándome llevar por aquella adicción que su cercanía
suponía ahora para mí. Y entonces él hundió una de sus manos en mi cadera y me
atrajo con decisión hacia su cuerpo, estrechándome hasta lo imposible,
eliminando cualquier distancia que pudiese haber separado nuestras pieles.
Me perdí en el caos que significaba aquel
aroma. Su aroma. Y su exquisita lengua buscó la mía, arrasando con cada una de
mis defensas, ya inexistentes.
No. No quería resistirme más y no lo haría.
Porque el que no arriesga, no gana, ¿no?
Y yo tenía mucho que ganar. Mi recompensa
estaba justo allí, pegada a mi silueta, ardiendo junto a mí, fundiendo sus
labios en los míos, enredando su lengua de manera enloquecedora en mi boca.
Y yo quería más.
Su mano subió desde mis caderas,
sumergiéndose bajo la delgada tela, hasta llegar a mi vientre. Acarició mi
piel, quemándome con su tacto. Trazó mil figuritas con sus dedos, causando un
cosquilleo allí, en donde las mariposas se habían instalado hace un millón de
años.
Ahora él ya lo sabía. Sabía cada una de mis
verdades. Sabía la más fundamental de todas.
Sabía que yo le amaba, que le amaba con
todas mis fuerzas.
Acaricié sus mejillas, su cuello, cada
pliegue de su camisa y le besé sin reservas, tal como él lo estaba haciendo.
Cuando recordaba aquel primer beso frente al
mar, solía pensar que nunca habría ninguna otra forma posible en que me besasen
que fuese capaz de superarle.
Pero me equivocaba, y de qué manera. Porque
ahora, que sus labios arrebatados buscaban los míos una y otra vez con fiereza,
casi de una manera salvaje, cada fibra de mi cuerpo había cobrado vida propia.
A tal punto en que no me percaté del momento en que comencé a enredarme en su
cuerpo, por si alguna mínima porción de aire todavía se interponía entre
nosotros.
Y entonces, cuando el aire se había escapado
por completo de mi sistema maldecí a mi necesidad básica de respirar. Me vi obligada a separarme un centímetro de
sus labios.
Y con un suspiro extasiado, Michael llenó
mis sentidos con su embriagador aliento, desorientándome, dejándome aún más
aturdida de lo que ya estaba.
Sus despiertos ojos oscuros perforaron los
míos en aquel preciso instante. Y así, anclada a su cuerpo volví a caer rendida
ante aquella fuerza magnética.
-Te amo, Elizabeth. Te amo con cada latido,
desde el primer segundo en que por alguna extraña razón llegaste a mi vida. Te
amo, Liz, te amo como un completo estúpido.-
Volvió a tomar mi rostro entre sus manos,
mientras mi corazón palpitaba desbocado y el mundo parecía girar a una
velocidad vertiginosa para mí.
-Te amo.-
Besó mis labios una vez más, para luego
quedarse a menos de un centímetro de ellos.
-Por favor, Liz, déjame mostrarte que esto
sí puede salir bien. Déjame hacerte feliz y te juro por Dios que echaré uno a
uno tus miedos por la borda. Te amo, te amo y ya no puedo soportar un segundo
más sin estar a tu lado a cada minuto. No puedo, Liz. Simplemente no tengo la
fuerza necesaria para seguir fingiendo que te quiero y nada más. No puedo seguir
conteniéndome cada vez que veo tus labios y no besarte como deseo. No puedo
seguir soportando no ser más que un amigo para ti. No puedo.
Dime que esto que siento por ti no es sólo
una locura. Dime que tú también lo sientes. Dime que me amas, como yo te amo a
ti.-
-Michael, te amo. Te amo, ¿entiendes? Te
amo, te amo, te amo. Y todo lo que has dicho es exactamente lo que pienso, y
siento.
-Eso es lo único que quería escuchar.
Y entonces sus labios volvieron a buscar los
míos.
Me besó, me besó de manera lenta. Sus labios
sinuosos, exploraron nuevos caminos, nuevas formas y sabores.
Allí, en sus brazos comprendí que en
realidad nunca había tenido otra alternativa que rendirme ante aquel
sentimiento abrazador, pleno, que llenaba mi pecho, expandiéndose hacia cada
rincón de mi alma.
A pesar de haberme negado a ello mil veces y
haber intentado seguir mi vida sabiendo que él la había cambiado
irremediablemente, ahora podía ver con claridad las cosas.
Sí, aunque en realidad mi mente estaba
absolutamente nublada por aquel aroma que su boca de miel contenía, las cosas
estaban mucho más claras.
Le amaba, le amaba tanto como podía
soportar. Aunque a decir verdad, mientras Michael devoraba mis labios y sus
manos se adueñaban de mi cintura, sospeché que incluso el amor que sentía por
él era mucho, mucho más infinito de lo que siquiera podía llegar a imaginar.
Apartó sus labios de los míos para recorrer
mi rostro con ellos. Mis mejillas, mis cienes, mi frente y aquel camino de
perdición hacia mi cuello. Y allí, cuando besó cada centímetro de mi garganta
un jadeo se escapó de mis labios.
Abrí los ojos de pronto, ante aquel sonido
que había salido desde mi boca.
Sentí sobre mi piel el movimiento de sus labios extendiéndose en una sonrisa,
causada por aquella nueva habilidad recién descubierta por él. Hacerme perder
la cabeza.
Sí, él estaba disfrutando aquel momento.
Aquella victoria. Esa nueva seguridad.
Volvió a buscar mis labios con urgencia. No
sé cuánto tiempo estuvimos besándonos, y no me importaba realmente. Toda,
absolutamente toda mi atención se encontraba enfocada en él.
En él y sus labios, en él y sus manos
ancladas a mis caderas, a él y su absurda manera de elevarme mucho más allá del
cielo.
-Michael- murmuré un segundo después de que
abandonara mis labios en busca de un poco de aire.-
-¿Si?
-¿Qué sucederá ahora con nosotros?- dije
imponiendo una mínima fracción de espacio entre nuestros cuerpos para ser capaz
de pronunciar unas cuantas palabras coherentes.- Quiero decir, ¿qué es lo que
somos, o seremos?
-Seremos lo que tú quieras que seamos, Liz.
Tal vez, si tú quieres podríamos ser algo más…-
-¡Sí, sí, sí!, ¡claro que quiero!
Y entonces le salté en cima. Me colgué de su
cuello y rodeé su cintura con mis piernas.
Inmediatamente me estrechó en sus brazos
para evitar que me diese un buen golpe en el suelo. Su risa resonó a lo largo de la sala, mientras
yo cubría su rostro de besitos.
Las horas avanzaron a una velocidad
impresionante, como solía ser cuando estaba junto a él. Tumbados en la cama,
riendo a carcajadas debido a sus malos chistes, los últimos días parecían ya
muy lejanos. Decidimos, en un mutuo acuerdo, encerrar todos esos desagradables recuerdos en el
rincón más alejado de nuestras mentes.
Y ahí, recostada junto a él, en medio de
aquel desastre de sabanas y almohadas, risas y besos, sentí cómo la felicidad
había embargado mi vida de un momento a otro.
Me incorporé levemente para poder observarle
mejor.
Si me hubiesen dicho tiempo atrás que me
enamoraría como una tonta de Michael Jackson me habría partido de la risa.
Porque sencillamente era una locura. No obstante, él se encontraba allí,
sonriéndome de aquella manera divina mientras me contaba mil y un anécdotas que
me había perdido.
Ahora cada parte del rompe cabezas encajaba.
Me sentía plena y feliz.
¡Y qué fácil me pareció en ese instante
imaginar un futuro junto a él!
-Definitivamente tienes que conocer a Rulf.
¡Hubieras visto cómo se deformó su rostro al escuchar que Randy había inundado
la casa!, aunque claro, su enojo no duró mucho, porque el que terminó
utilizando las escaleras como tobogán fue él.- dijo Michael, deteniéndose un
momento para estudiarme con sus grandes ojos.-¿En qué estás pensando, pequeña?-
Como siempre no se le escapaba una.
-Escuchaba lo que decías, Mike.
-No es cierto. Dímelo, quiero saberlo.-
insistió acercando su rostro un poco más al mío con curiosidad.- A veces me
gustaría poder leerte el pensamiento, ¿sabes?, pero como aún no he desarrollado
esa habilidad, quiero que me lo digas.
-Estaba pensando en ti, Michael. Últimamente
eres en lo único que pienso. Así que no debería sorprenderte demasiado.
-¿Y qué es
exactamente lo que pensabas sobre mi?
-Pensaba en lo
afortunada que soy de tenerte aquí, conmigo.
-Creo que puedo
refutarte eso. El afortunado soy yo, Liz. Hace algunos meses me he estado
sorprendiendo de la suerte que he tenido de pronto.-
Me recosté
nuevamente ante su atenta mirada. Acomodó su peso y giró en su costado. Flectó
un brazo y apoyó el mentón en la palma de su mano para observarme mejor. Sus
ojos brillaron de pronto mientras escrutaba con atención mi rostro.
-Estoy tan
feliz, pequeña. He esperado esto desde el primer día en que te conocí. Creerás
que exagero, pero en cuanto me dirigiste la palabra en aquella escalera sentí
cómo el mundo se desvanecía a mis pies. En el preciso segundo en el que te
ofrecí mi mano y levantaste la mirada supe que eras especial. Algo cambió en mi
interior en cuanto tus ojos dorados se posaron en los míos.
Recuerdo que
cuando echaste a andar escaleras abajo me quedé ahí plantando, como si me
hubiesen tirado cemento en cima. Tú simplemente te habías ido, si más. Y yo no
tenía cómo saber quien eras. Te observé hasta que te perdí de vista, sintiendo
cómo el mundo había dejado de girar, al menos para mí. Y entonces en medio de todas
esas entrevistas, mi mente barajaba un sinfín de alternativas para encontrarte.
Te juro por Dios que habría sido capaz de contratar a alguien para averiguar
sobre ti, o por lo menos tu nombre. Espero que escuchar esto no te haya
asustado demasiado.- sonrió.
-¡Estoy aterrada!,
después de todo no me equivocaba cuando te dije que eras un psicópata.- reí
ante su expresión.- Es broma, tonto. ¿Cómo podría asustarme? Me parece lo más
romántico que he escuchado. ¿Tenemos una buena historia que contar después,
no?, pero quiero saber más.
-¿Qué quieres
saber?
Medité un
momento e intenté escoger una de las muchas preguntas que tenía en mente.
-¿Qué fue lo
que te gustó de mi?
-Todo.- dijo
con esa sonrisa de infarto. Puse los ojos en blanco.- ¡Es verdad!, estoy
respondiendo a tu pregunta lo más sinceramente que puedo.
-Oh vamos,
Michael, puedes hacerlo mejor.
-Me gustó todo,
absolutamente todo de ti. Pero si quieres detalles te los daré.
-Te escucho.
-Creo que
cuando me miraste en aquella escalera algo pasó. No sé cómo describirlo, pero
se acerca bastante a cuando te quedas atrapado con la luz. Una vez que la
observas te encandilas y es imposible borrarla de tu vista. Eso es exactamente
lo que me sucedió contigo.- dijo mientras yo me deleitaba secretamente con el
movimiento de sus labios.- Pero no alcancé a reaccionar como debería, pues tú
te marchaste antes de que mi mente comenzara a trabajar otra vez. Y eso fue lo
más extraño de todo. Tú sólo te fuiste. No gritaste, no entraste en shock ni
nada por el estilo. Me diste las gracias y te marchaste. En un principio me
preocupé al pensar que te podrías haber molestado por algo que pude haber
hecho. Pero de pronto llegaste a la habitación y descarté la idea. Porque
obviamente si te hubiese molestado no habrías sido así de encantadora.
Te plantaste ante
mí con aquella sonrisa y me derretí. Entonces agradecí al cielo por haberte
puesto en mi camino de nuevo. Aunque, a decir verdad, justo antes de que
llegaras había trazado mi plan. Les pediría a los encargados del hotel que me
dieran una copia de la cinta de seguridad, quienes obviamente me lo
facilitarían. En ocasiones como esa, ser Michael Jackson tiene sus ventajas. Y
bueno, después de eso no sería difícil averiguar quien eras con un buen
investigador. –
Solté una
carcajada de aquellas, y él se unió a las mías. No sabía que Michael trazara
ese tipo de conspiraciones. Todo lo que me estaba diciendo me parecía tan
increíble…
-Por otro lado,
adoré la forma en la que te dirigías a mí y la manera que tenias para referirte
a cada cosa. Me resultaste adorable, e inmediatamente sentí una clase de
conexión contigo. No tengo palabras para describirlo, Liz.
-¿Y qué mas te
gustó?- pregunté alzando una ceja.
-Bueno, nunca
he sido una persona superficial, ya lo sabes, pero sería un mentiroso si te
dijera que al verte no has provocado nada en mí. Recuerdo perfectamente que en
cuanto despegué mis ojos del ventanal, te vi en medio de aquella habitación y
la luz incidió en tu cabello. Y entonces me quedé helado por un segundo. ¡Tú
estabas ahí!, ¡y santo cielo, no pude despegar mis ojos de tu rostro en toda la
dichosa entrevista!, eras lo más hermoso que había visto en mi vida entera,
Liz. Eres la mujer más guapa que puede
existir en la faz de la tierra. ¡Dios
mío!, ¡podría haber caído de rodillas a tus pies en ese mismo instante!, y sigo
cayendo, Liz. Una y otra vez.-
Sus rizos
acariciaron mi rostro y suspendió sus labios a un centímetro de los míos. ¿Por
qué me hacía esto?
Me estaba convirtiendo
en una adicta. Una completa adicta a sus labios. Y él no cooperaba mucho al
respecto. En lugar de eso, lo hacia aún más tortuoso, pues se quedó allí,
rosando mis labios, mientras su dulce aliento chocaba contra mi boca. Y sí, sabía
perfectamente lo que él quería, y por supuesto, terminé por darle en el gusto. En
un impulso arrebatado, levanté algunos centímetros mi cabeza y enganché su boca
a la mía.
Tiré suavemente
de su labio inferior, reteniéndole entre mis dientes un segundo. Pude percibir
cómo un estremecimiento le recorría, pero no me detuve. Es más, aquello sólo
sirvió para avivar aquel deseo que sentí de tenerle cerca. Y a él no pareció
importarle en lo absoluto, pues tomó mi cintura y dejó descansar el peso de su
cuerpo sobre el mío.
Enredé mis dedos
entre su cabello y le atraje aún más. Le besé, le besé sin reservas, consiente
de que esta no sería la última vez que sus labios serían completamente míos.
Ahora estábamos
juntos, y yo era la chica más feliz del mundo.
Sus labios
incansables, buscaron los míos con propiedad, moviéndose de manera sensual, increíblemente
arrebatadora. Y en ese instante me pregunté de cuántas maneras posibles me podría
besar Michael.
Cada uno de sus
besos tenía un sabor distinto. Un matiz sublime e irreal. Pero siempre
adictivos. Pues yo cada vez quería más.
Me había besado
de manera tierna y lenta aquel día, en que nuestras bocas tuvieron el primer
contacto real. La segunda, hace unas cuantas horas, tras aquel arrebato, sus
labios me habían buscado de forma salvaje, casi violenta. Apasionada al
extremo. Pero luego había vuelto a ser tan suave y dulce como la primera vez.
Luego habían
venido mil y un besitos repentinos y provocadores que me habían dejado sin
replica alguna.
Pero ahora,
tumbados en la cama, mientras su cuerpo descansaba sobre el mío, sus labios
jugaban de manera sensual, desconcertante, con un deseo explicito en su
movimiento.
Y yo respondía
a cada uno de ellos, muriendo de amor, sintiendo cada roce, cada suspiro como
si la vida se me fuese en ello.
Una de sus
manos acunó mi rostro, reteniéndolo, haciendo de mis labios la presa perfecta
para su boca. En tanto la otra, bajó desde mi cintura hasta mis caderas,
causando cientos de escalofríos en mi cuerpo, completamente dispuesto a sus órdenes.
Sus dedos acariciaron mi piel de manera lenta, disfrutando de cada centímetro
de mis caderas, mi vientre y mi cintura.
Estaba segura
de que mi corazón no palpitaba de manera normal cada vez que él me besaba de
esa forma. Cada latido chocaba contra mi pecho con más fuerza que el anterior,
a un ritmo frenético, a tal punto que estaba segura de que él lo podía oír.
-Estoy loco por
ti, Elizabeth.-susurró.
Entonces soltó
un suspiro entre mis labios y los separó mínimamente de los míos.
-Michael-
murmuré, sintiendo el rece de su boca.-debes dejar de hacerme esto.
-¿Hacer qué?
-Provocarme
taquicardias cuando me besas.
Sus risitas
chocaron contra mis labios, contagiándome con aquel sonido semejante a las
campanillas. Sonreí a la par y abrí los ojos para encontrarme con los suyos,
infinitamente atrayentes y magnéticos.
¿Algún día dejaría
de parecerme así de perfecto?
-Michael, prométeme
una cosa.
-Lo que
quieras.
-Prométeme que
si esto llega a fallar por alguna razón, si esto se acaba…-
-No digas eso,
amor.- dijo deteniendo mis palabras.-Esto no acabará. Jamás.
-Michael, déjame
terminar. Por favor.- entonces guardó silencio y asintió.- Si esto, alguna vez
llega a acabar, prométeme que no te irás de mi vida. Prométeme al menos que seguiremos
siendo amigos.-
-A pesar de que
estoy completamente seguro de que eso nunca sucederá, te lo prometo. Te lo
prometo aquí y ahora. No sería capaz de salir de tu vida, Liz. Nunca encontraría
el valor para alejarme de ti. Porque te amo con toda el alma, Elizabeth Forwell.
Te amo.-
11 comentarios:
SOY LA PRIMERA EN COMENTAR! Nathy, esto es capitulo mas romantico! Has llenado cada palabra con un amor tan de ellos...
Me Encanto! Eres maravillosa...Eh Leido 2 veces el Capitulo y no deja de Impresionarme! Este es el Perfecto inicio de Todo! Es perfecto comienzo de muchas travesuras, Besos, Caricias que estoy segura que me impactaran todas y cada una de las veces que las dejes...Plasmadas Aqui, con una magia que solo tu puedes ponersela.
Besos.
No puedo explicar conpalabras lo que provocas en mi,en estas fabulosas lineas.Cada vez encuntro personas a quien admirar y esto de verdad me encanta. Mis palabras pueden ser pocas para todos los sentimientos encontrados, pero son con mucho amor y admiración!
Un gracias no es suficinte por eso no bastaría,pero espero que una sonrisa pueda rencompensarme =).
Con amor.
Laura A.
MORIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII DE AMOR !!!!!! JJE SIGUEE <3
excelente nathalie!!!!! tienes un don espectacular para escrbir y hacer que uno sienta cada una de tus palabras..... espero que subas pronto el otro capi.....
me has dejado sin palabras mujer ...
yo sé que este es el momento que TODOS esperábamos ...pero te confieso algo?? ... sé que tú nos dijiste que la historia apenas comenzaba, pero después de leer esto una y otra vez ya no sé que pueda seguir ... en verdad no se me ocurre qué es lo que sigue en esta historia ahora que al fin han confesado su amor y se han dejado llevar por todas esas emociones y sentimientos que estuvieron contenidos dentro de cada uno de ellos durante todo este tiempo, durante 32 capítulos ...pero como dijiste alguna vez, espero que haya muuucha historia por delante y que este sea el principio de una hermoso sueño que nos lleve a recorrer el interior de estos dos personajes, no sólo lo relacionado con el gran amor que se tienen mutuamente, sino con sus miedos, frustaciones, alegrias y demás...
recuerdo que un día te dije que me gustaría que escribieras algo relacionado con michael y su padre, sé que no es el tema principal de esta historia, pero creo que ese asunto fue muy difícil para él, pero en fín.. ya me estoy llendo por otro lado.. :)
gracias por todo... y espero que publiques muy pronto muchos capítulos más..!!
Hola Grass, sí, recuerdo perfectamente tu petición. Linda, queda mucho por delante, ni siquiera vamos en la mitad de la historia. Entonces, tranquila, todo a su tiempo.
Un beso para ti!
Hola Grass, sí, recuerdo perfectamente tu petición. Linda, queda mucho por delante, ni siquiera vamos en la mitad de la historia. Entonces, tranquila, todo a su tiempo.Un beso para ti!
que magnifico capitulo Nathy !! realmente me dejas sin palabras !! no se que podria decirte que te haga ver lo que siento cuando leo tu novela y el profundo impacto que tiene en mi ...pero podria decirte que cuando llegue su fin llorare como un bebe me hara muchisima falta !. gracias a Dios se por lo que he leido en tus comentarios que aun falta mucho para eso . Ademas tu tienes un Don Nathy y se que esta es la primera de muchas historias. Basta leer un solo capitulo para saber que eres una fuente inagotable de inspiracion ! te quiero mucho nathy !! mi amiga magica !! siii porque derrochas tu magia por el mundo con tu linda novela y ademas tu linda forma de ser !! besos
que romantico que lino siguela pronto porfavor,te felicito eres muy talentosa
Me encanta :) ♥
Sigelaaa! :) Esta buenisima tu novelaaa! :) me ha fascinado es muy buena :) ♥
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